martes, 28 de noviembre de 2006

Continuación animal: la perrería

Para empezar, quisiera saludar a nuestro extenso, agradecido y selectivo público y presentarme como co-autor/editor o, más bien, como artista invitado a este blog de nombre trabalengüístico pero profundo que poco a poco se irá haciendo hueco y fama entre las páginas más visitadas de la World Wide Web (¿qué no?). Así que... Welcome to the show.

Si mi buen amigo Xiporrius ensalzaba hace unos días las ventajas y curiosidades de ser un rata, me gustaría aportar mi primer granito de arena continuando con esta tendencia tan animal y hacer un homenaje a todos aquellos que son tan perros como Dartacán, Milú o el del anuncio de Scottex.

Existen tres tipos básicos de perrería.

  • La primera (comúnmente denominada ‘perrería leopardo’) es una forma puntual, que acecha al sujeto hasta elegir el momento adecuado, apareciendo súbitamente y lanzándose sobre él sin previo aviso. Habita, generalmente, en bancos y sillas, pero se puede encontrar en cualquier lugar tranquilo. Se alimenta de individuos en reposo o movimiento ligero, adhiriéndose a sus extremidades y generando la tan conocida sensación de que cualquier desplazamiento puede ser letal o interminable. Es independiente a la distancia a recorrer o a la acción a realizar, y es el principal agente causante de frases como “¿qué dices? ¡Pero si está a tomar por culo!” o “joder, qué pateo”, así como de maldiciones varias, llegando incluso a producir algún “mecagüenlaputa” o un “que te den por culo”.
  • En segundo lugar encontramos la perrería conocida como de ‘arenas movedizas’. Su modus operandi consiste en envolver lentamente a su víctima sin que ésta se dé cuenta, pero, llegado el momento, resulta letal. Ésta, a la que también podemos llamar “jodida traidora”, es la que se encarga fundir la piel del inocente estudiante a las sillas de la cafetería cuando se acerca una clase ‘monstruo de las galletas’. Generalmente va acompañada de un sentimiento de culpabilidad y un “es la última vez que lo hago”. Esto es lo que conocemos como “hipocresía inocente” o “falsedad de la hostia”.
  • Por último tenemos la perrería ‘natural’ o ‘pura’, la de “soy perro porque la vida me ha hecho así”, producida por la expresión de un gen propio de la raza humana regulado en mayor o menor medida según el individuo en cuestión. Hay quien la denomina “podrás huir, pero no podrás esconderte”. Afecta a todo el mundo en algún momento de su vida. En muchos casos es inevitable. Se manifiesta en ocasiones como un aumento del peso del mundo en general, especialmente de los párpados y las sábanas, cuando suena el despertador. También aparece cuando el perro en cuestión sabe que tiene algún trabajo o actividad por hacer pero de reojo advierte la presencia del messenger a medio abrir. Suele representarse por un “bah”, “bueno...” o “pf”, y de un “en cinco minutos me pongo”.

Por supuesto, las tres son compatibles y se combinan perfectamente entre sí.

Y ya sabéis, está demostrado que el que es perro, es feliz y vive más. Nunca abandonéis a la perrería... ella no lo haría.

2 comentarios:

Joel dijo...

Jajajajajaj! que weno!. Y lo peor esque me identifico con cada uno de los 3 tipos de perrería xD.

Anónimo dijo...

abby dijo...

..."frikis intelectuales que escriben como terapia de desahogo de tanta sabiduria y de tantos conocimientos de gran interes para sus lectores"...




O_O
...mande ?!

xD !